viernes, 4 de mayo de 2018

Pensar la sociedad

Pensar la sociedad



¿Qué es la sociedad? ¿Puede una sociedad pensar o reflexionar sobre sí misma? ¿EI hombre puede comprender su propia realidad social? ¿Qué te parece? ¿Actuamos libremente o estamos movidos por fuerzas sociales ajenas a nuestro control?

La construcción de una identidad ¿es el producto de es el resultado de la acción libre de los sujetos o es el producto de una imposición de la sociedad?

Algunos dicen que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. ¿Por qué en toda sociedad hay un orden donde unos mandan y otros obedecen? ¿Vivimos actualmente en una sociedad mediática? ¿Crees que sólo podemos conocer la realidad a través de los medios de comunicación? ¿Qué es la globalización? ¿Cuáles son los mecanismos por los cuales la sociedad está cambiando? ¿Qué consecuencias pueden tener estos cambios para nosotros?
¿Qué es la sociología?

"¿Sabría que estoy preso en el mundo y que estoy situado en él, si verdaderamente estuviera preso y situado en él?" -Maurice Merleau-Ponty

La sociología es una disciplina difícil de aferrar a un único punto de vista. Más bien hay distintas tradiciones o teorías sociológicas. Aquí nos interesa dar cuenta del carácter pluralista y abierto de una disciplina en movimiento y en permanente elaboración.


¿Cuál es el objeto de la sociología?

La sociología se propone la comprensión del mundo social, que es construido cotidianamente por los hombres y mujeres, al mismo tiempo que ellos son influidos por él. Este mundo social no es de una vez y para siempre, sino que está en constante cambio. La realidad social es relacional: lo que existe son las relaciones, que no se distinguen a primera vista, a diferencia de los individuos o de los grupos.

La sociología se ocupa de la sociedad como sistema de relaciones sociales. En general, uno se acostumbra a pensar concretamente en los sujetos aislados, y no como productos de la sociedad en la que viven. Sin embargo, hasta nuestra manera de  pensar tiene una razón. Somos portadores de una historia y la fabricamos en nuestras relaciones sociales. ¿Cuál es la relación entre sujeto y sociedad? Pues bien, hagamos una doble lectura: la sociedad hace a los hombres tanto como los hombres hacen su propia historia, aunque no la hacen bajo condiciones elegidas por ellos. El sociólogo francés Pierre Bourdieu afirma que en el mundo social existen estructuras objetivas, independientes de la conciencia y de la voluntad de los sujetos, que son capaces de orientar o de coaccionar sus prácticas o sus representaciones.

Las personas suelen actuar sobre la base del "sentido común”, sus actos suponen una serie de valores que llevan incorporados y no perciben inmediatamente las consecuencias de sus acciones. Así, la mayoría de los actos sociales se encuentran desprovistos de su propia autorreflexión.

Por otra parte, los miembros de una sociedad tienen miradas muy diversas sobre la realidad, y sobre sus relaciones y nexos sociales. Vivimos en una sociedad cuyo funcionamiento total no comprendemos, pero cuyas consecuencias nos afectan. El mundo cambia. Las pautas de vida cambian. Todo sucede demasiado rápido. La sociología intenta comprender estos cambios.

La sociología: una ciencia perturbadora
“La sociología es una ciencia que incomoda porque, como toda ciencia devela cosas ocultas, y que en este caso, se trata de cosas que ciertos individuos o ciertos grupos sociales prefieren esconder o esconderse porque ellas perturban sus convicciones o sus intereses. La ciencia social, como toda ciencia, está construida contra el sentido común, contra las apariencias primeras.” –Pierre Bourdieu


¿Qué estudia la sociología?
Por Alain Touraine, Introducción a la sociología (1978)

“El sociólogo no observa la realidad social, sino unas prácticas sociales. Su situación no es distinta de la situación en que se encuentra un historiador cuando examina unos documentos. Entre el sociólogo y el objeto de su estudio, se interpone un conjunto de interpretaciones e intervenciones. Siempre sueña con unas situaciones salvajes en las que las relaciones sociales se presentarían al desnudo, sin hallarse recubiertas por unas formas institucionales o por la retórica de un discurso. Ama, por ejemplo, las ciudades en que la riqueza aparece junto a la miseria, sin perspectivas monumentales y sin restos del pasado que oculten la división de las clases sociales y los géneros de vida. Pero nunca puede abordar unas relaciones sociales que no están controladas, interpretadas y gobernadas.

Lo más fácil es criticar el discurso oficial que una sociedad ofrece acerca de sí misma. Algo más difícil es distanciarse suficientemente de las categorías por las que una sociedad presenta su experiencia y se sitúa con respecto a las demás. Todos nos acostumbramos a considerar como “normales” o como el producto de una larga evolución histórica las formas de nuestras ciudades, las decisiones administrativas y las formas de autoridad.

Hemos de volver, pues, a la obsesionante pregunta: ¿cuál es el objeto de la sociología? Respuesta: “las relaciones sociales”. La sociedad es una palabra tan vacía de sentido para el sociólogo como puede serlo la palabra “vida” para el biólogo. De ahí que, si el objeto de la sociología no es la sociedad, todavía lo es menos unos pedazos de sociedad: política, religión, familia, trabajo y todas las abstracciones de las que tiene necesidad la práctica social y cuyas representaciones multiplican las ideologías, pero que se limitan a copiar la organización social en lugar de explicarla. Las relaciones sociales, todas las relaciones sociales, por diferentes que sean unas de otras, porque el objeto de la sociología no es una cosa sino una operación: hacer que aparezcan las relaciones detrás de las situaciones.”

No hay postulados universales, sino construcciones históricas y sociales.

Las ideas sobre la familia, sobre la mujer y el hombre, sobre la democracia, son formas que cristalizaron en algún momento histórico porque ciertos actores y su discurso predominaron sobre otros. Estas ideas se convierten, para la sociología, en objeto de estudio. Cuestiona el supuesto conocimiento, el sentido común. El sociólogo tratará de no contaminar con sus valores la práctica de su conocimiento, pero no significa que los suprima. La ciencia se encuentra en medio de relaciones de poder y las prácticas de poder condicionan la producción científica. Como señala Wright Mills, no hay modo de que un investigador social pueda evitar hacer juicios de valor e implicarlos en el conjunto de su trabajo. El investigador social no se ve a sí mismo como un ser autónomo situado fuera de la sociedad.

Cuando nacen, las personas no eligen una particular forma de vida, sino que se insertan en una sociedad determinada, que las inducen a aceptar un modelo de comportamiento y que controla aspectos cruciales de su existencia cotidiana. El "deber ser" se trasmite institucionalmente en la vida social. El modelo de familia hoy es muy diferente al de, por ejemplo, cien años atrás. Que prevalezca un común denominador no significa que no existan ni hayan existido otros estilos de pensar, sentir y vivir.

Así, por ejemplo, en un momento histórico y cultural particular, hubo una propensión de la comunidad afroamericana a dedicarse al jazz, pero esto no es genético. No podemos aseverar que los afroamericanos estarían dotados "naturalmente" para hacer jazz. En la sociedad contemporánea, el mapa cultural es muy complejo; las identidades políticas, étnicas, religiosas, sexuales, se multiplican y transforman.

Cuando el mundo se transforma, empieza a quebrarse el pacto entre el mundo y los sujetos. Se pierde la sensación de seguridad que se tiene ante lo cotidiano y lo conocido.




Orígenes de la sociología

Hay muchas discusiones sobre el origen de la sociología. Su comienzo suele ubicarse en la primera mitad del siglo XIX. ¿Pero por qué en ese momento y no, por ejemplo, durante el Imperio Romano? Fundamentalmente por la amplitud de las transformaciones económicas y sociales surgidas en Europa y su expansión en el resto del mundo. La Revolución Francesa y la Revolución Industrial en Inglaterra, contribuyeron a romper los lazos sociales y de autoridad premodernos o precapitalistas, crearon una nueva sociedad, y toda una concepción de la vida y del hombre.

“Ciencia de la crisis”, la sociología es un auténtico producto del siglo XIX y del mundo convulsionado por las profundas modificaciones que provocó la industrialización. El nacimiento de una sociedad moderna, tras el resquebrajamiento del Antiguo Régimen y la sociedad feudal, produjo una gran preocupación en torno al cómo recuperar la estabilidad y el orden social. Surgen las naciones, los Estados centralizados, una nueva organización del poder y se expande el capitalismo. En sus orígenes la sociología aparece vinculada a una situación de crisis de la sociedad europea y sus fundadores, los franceses Saint-Simón y Augusto Comte, no sólo estaban interesados en explicar las dificultades, sino en diseñar un orden social estable.

La teoría social surge entonces con una pretensión científica: explicar los cambios sociales que se produjeron en la época de transición hacia la nueva sociedad industrial.

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