viernes, 29 de junio de 2018

Weber: "Clases, Estamentos y Partidos"

Max Weber
Clases, Estamentos y Partidos (1922)



La desigualdad en una sociedad se explica por una inequitativa distribución del poder. Por “poder” entendemos la probabilidad que tiene un hombre o una agrupación de hombres de imponer su voluntad, contra cualquier resistencia y cualquiera sea el fundamento de esa resistencia.

La propuesta de Weber es que laS fuenteS de poder de un hombre o un grupo de hombres se relacionan con la pertenencia a clases, estamentos y partidos. Weber intenta apartarse de las visiones totalizantes como el marxismo de tipo economicista, buscando fuentes del poder no determinadas necesariamente por estructuras de clase, sino también por los otros procesos asociativos (castas, estamentos, modos de vida, partidos políticos).

Max Weber desarrolla una teoría donde el criterio de clase corresponde a la situación de los actores en el mercado. Una situación de clase es un grupo de personas que están situados de similar manera frente al mercado, que ofrecen lo mismo al mercado. Hay situaciones de clase positivamente privilegiadas, como los empresarios de la noche, los productores sojeros o los inversores financieros, cuya posición en el mercado los pone en ventaja respecto a otros grupos. Y hay situaciones de clase negativamente privilegiadas, como los cartoneros o la clase trabajadora, que no tienen para ofrecer al mercado más que su propia fuerza de trabajo, y eso los pone en desventaja. La posesión y la no posesión son las categorías fundamentales de todas las situaciones de clase. Siempre el concepto de clase remite a las probabilidades que se tienen en el mercado. En este sentido, el concepto de “situación de clase” de Weber, y el de “clase” de Marx son muy similares: ambos son categorías económicas.

“Situación de clase” y auténtica comunidad de “clase” no siempre son lo mismo. Para constituirse en una auténtica comunidad, un grupo de hombres que compartan una situación frente al mercado debe llevar adelante una “acción social”, es decir, una acción deliberada y consciente que se oriente por la acción de otro autor.

Un caso de acción social de clase fue el lock out patronal agropecuario contra la Resolución 125, más conocido como “paro del campo”. Los productores agropecuarios constituyen una verdadera comunidad al realizar una acción social, en este caso, cien días de cortes de ruta y desabastecimiento para que un gobierno de marcha atrás con una iniciativa impositiva. Los cartoneros constituyen una situación de clase, pero no una comunidad, puesto que no llevan adelante acciones sociales como conjunto: no hay paro de cartoneros, ni se constituyen en sindicatos o grupos de presión que tengan relevancia.

Pero a su vez existe una distribución desigual de poder que Max Weber identificó con el prestigio y el honor social, la tradición y el modo de vida. Un grupo de personas que se distinga de los demás por su reconocimiento social, prestigio y honor -en definitiva, por su status- es un “estamento”. Esta forma de poder no operaría en el ámbito económico. Weber escribe que el mercado no repara en el individuo, solo en la cosa. Es decir, una persona puede convertirse en empresario de la noche de un día para el otro si compra un boliche. Pero no puede convertirse en noble, samurái, caballero o sacerdote inmediatamente, pues la pertenencia a estos grupos implica condiciones personales o cierta tradición. Esta es una forma de diferenciación distinta a las clases, ya que los estamentos implican principios valorativos y un sentido de pertenencia por parte de sus miembros.

El estamento se relaciona con el modo de vida. Weber menciona una reunión a la que sólo son invitados los residentes de cierta calle, las distinguidas familias. Menciona también a los descendientes de Pocahontas, los padres peregrinos y diversos círculos.

El poder social que se expresa en el prestigio y el honor no operaría en el ámbito económico, sino más bien en una dimensión social. Las sociedades en las que los estamentos fueron la forma predominante de división fueron la europea medieval y otras como el Japón feudal o la India tradicional. Pero en las sociedades modernas aun quedarían elementos relacionados con el honor estamental de las sociedades tradicionales, un prestigio asociado a determinados modos de vida que son característicos de algunas comunidades como los antes mencionados grupos estamentales. Ejemplos de estamentos modernos podrían ser los jueces, el clero, los excombatientes de Malvinas, los presos, etc.

En ese sentido, clase vendría siendo solo un tipo de división. Weber critica la visión marxista en relación al concepto de clase social, donde esta sería solo en efecto de las contradicciones económicas.

Este honor puede también corresponder a una situación de clase, y la posesión de bienes puede tener importancia. Es decir, sería muy raro que un juez anduviera levantando cartones.

Cuando el estamento está reglado y está establemente arraigado en el orden social, se convierte en una casta, la que puede incluir una garantía ritual que prohíba el contacto físico con alguna de éstas. La sociedad de castas más famosa es la India tradicional: las castas eran grupos cristalizados y heredados de los que se podía salir. Menciona también a los pueblos parias, estamentos negativamente priviliegiados que conservan una creencia en la comunidad étnica viviendo en la diáspora.

El orden estamental significa lo inverso al orden de mercado: una organización de acuerdo con el honor y un modo de vida según normas estamentales. Tal orden resulta, pues, amenazado cuando la mera adquisición económica y el poder puramente económico pueden otorgar poder. Por eso los miembros de toda organización estamental reaccionan con actitud contra las pretensiones del mero lucro económico. Esto puede obstaculizar la evolución del mercado, como es el problema de la tierra heredada, los bienes sacerdotales y la clientela de un gremio. El honor estamental suele rechazar el regateo y la búsqueda constante de más ganancia, considerándolos vicios de “nuevo rico”.

Así como una “situación de clase” no implica necesariamente una auténtica comunidad de clase a menos que lleve adelante una acción social, una “situación estamental” no implica necesariamente una auténtica comunidad estamental si no lleva adelante una acción social estamental. Algunos ejemplos de acción social estamental podrían ser las marchas de estudiantes o las movilizaciones de excombatientes.

Por otra parte, los partidos se mueven principalmente dentro de la esfera del poder. Su acción está encaminada al poder social, es decir, tiende a ejercer una influencia sobre una acción comunitaria. A diferencia de la acción comunitaria ejercida por las clases y estamentos, la de los partidos va siempre dirigida a un fin metódicamente establecido. Sólo pueden existir partidos en comunidades que tienen un aparato político. La finalidad de los partidos consiste en influir sobre ese aparato y componerlo de partidarios. En algún caso pueden representar intereses clasistas o estamentales, pero no siempre. Sus medios para alcanzar el poder pueden ser diversos, legales e ilegales, y no son un fenómeno exclusivo de la modernidad. Es una organización que lucha por el dominio y suele estar organizada de manera verticalista.

Por último, clases, estamentos y partidos han traspasado las fronteras de los países. Por ejemplo, los buitres financieros, que son una clase, actúan igualmente en cualquier país. El clero católico en Andorra, Rumania o Canadá, como estamento, tiene una existencia social prácticamente igual. Los partidos comunistas del siglo XX se organizaron de manera idéntica en todos los países, así como otros movimientos partidarios transnacionales, como el socialismo árabe.

viernes, 22 de junio de 2018

Marx: Prólogo (lo presentan el viernes Castillo y Vogel)



El Prólogo a la “Contribución a la Crítica de la Economía Política” (1857) es un texto introductorio a una obra que Marx publicaría dos años más tarde. En esta introducción el autor sintetiza su entendimiento materialista de la historia.

En la primera parte del Prólogo, Marx habla de las relaciones de producción. Se refiere a que la vida humana, se construye a través de las relaciones sociales: "... en la producción social de sus vidas los hombres establecen relaciones necesarias e independientes de su voluntad". El ser humano es un producto de la naturaleza y de la sociedad; se va haciendo en la medida que va ejerciendo una actividad productiva. La única esencia o naturaleza humana, es en realidad, el conjunto de las relaciones sociales.

Durante ese desarrollo, surgen de forma inevitable y necesaria unas relaciones de producción, que el ser humano no puede elegir. Estas relaciones sociales de producción son relaciones entre trabajadores y patrones, entre trabajadores y máquinas, entre trabajadores y productos manufacturados que son mercancías sujetas a la ley de la oferta y la demanda. Lo más importante para el pensamiento histórico es que las relaciones sociales de producción son relaciones entre clases.

El obrero, cuando realiza su trabajo, desarrolla sus fuerzas productivas materiales, para transformar las materias primas en productos manufacturados susceptibles de ser vendidos y comprados en el mercado. El trabajo constituye la esencia del hombre, es decir, la producción. El ser humano se diferencia de los animales, cuando empieza a producir sus medios de vida.

Fuerzas productivas: este concepto designa el trabajo real, que es lo que hace que pasemos del puro animal, al ser humano. Es el trabajo y su capacidad de transformación de la naturaleza, lo que eleva al ser humano sobre el resto de los seres naturales. Las Fuerzas de Producción incluyen la organización para el trabajo y el estado de la tecnología. Sobre estas fuerzas productivas se basan las relaciones de producción.

En la segunda parte del Prólogo a la Contribución a la Crítica dice que "el conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica". Según Marx la sociedad y la historia tienen dos partes: la estructura y la superestructura. La estructura es el conjunto de los medios, formas y fuerzas de producción de una sociedad. Es decir, la economía fundada en la relaciones de producción. Esta estructura para Marx es la base real, el fundamento de la sociedad y de la historia, ya que esa estructura determina la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. "El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general". Esta afirmación es una de las tesis más importantes del pensamiento de Marx y del materialismo: la manera o forma de producir determina las formas de pensamiento, y en general todo el proceso de la vida social. Con esto quiere decir que no se vive como se piensa, sino que se acaba pensando según se vive, es decir, según se produce. Las estructuras jurídicas y políticas y la conciencia social suelen ser a menudo, y especialmente en la sociedad burguesa capitalista, meras justificaciones o reflejos de una situación de opresión social.

Estructura económica o infraestructura: es la base real de la sociedad y del hombre en general. Está constituida por las fuerzas productivas y las relaciones de producción; cualquier organización social, jurídica o política está condicionada totalmente por ella, sustentando el resto del complejo entramado social. Es, en síntesis, la economía de una sociedad.

Superestructura: es un término mucho más complejo que el anterior. Designa tanto el conjunto de leyes de un estado, su organización política (poder legislativo, judicial y ejecutivo), como sus formas de pensamiento: moral, ciencia, filosofía, religión, arte, folklore, etc. Toda la jerarquía de valores y formas espirituales de una sociedad.

Modo de Producción: designa de un modo genérico e histórico el estado de desarrollo económico de una sociedad, las distintas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad. Marx en esta misma obra cita varios modos de producir: el MP antiguo (o esclavista), el MP feudal y el MP capitalista (o burgués, o moderno).

Finalmente llega a una conclusión: "No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia". Esta es la expresión del humanismo materialista y práctico de Marx. Es la sociedad en la que vive, y especialmente el modo de producción, quien configura la mente humana, la forma de conocer la realidad que le rodea. Su forma de pensar, su mentalidad o cosmovisión está en función de la economía y de la sociedad. Toda la historia es en realidad la historia del proceso real de producción, es decir, de la economía.

Las relaciones de producción corresponden a la evolución de las fuerzas productivas. En un estadio determinado de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales entran en contradicción con las relaciones de producción existentes. Esas relaciones se transforman de formas de desarrollo de las fuerzas productivas en ataduras, en estorbos para las mismas. Las relaciones de producción pasan a ser obsoletas para el desarrollo de las fuerzas de producción, incompatibles con éstas. Las fuerzas de producción serían el verdadero motor de la historia (son las que se desarrollan primero, las que están en constante cambio y evolución, como la tecnología), y las relaciones sociales serían conservadoras. Cuando se hacen completamente incompatibles, estalla una revolución social

“La organización feudal de la agricultura y la industria manufacturera, en una palabra, las relaciones sociales feudales, dejaron de corresponder a las fuerzas productivas ya desarrolladas. Frenaban la producción en lugar de impulsarla. Se transformaron en impedimentos. Era preciso romper esas trabas, y las rompieron. (...) El privilegio, la institución de los gremios, el régimen reglamentado de la Edad Media, eran relaciones sociales que sólo se correspondían con las fuerzas productivas adquiridas y con el estado social anterior, del que aquellas instituciones habían brotado. Se acumularon capitales, se desarrolló el comercio marítimo, se fundaron colonias; y los hombres habrían perdido estos frutos de su actividad si se hubieran empeñado en conservar las formas a la sombra de las cuales habían madurado aquellos frutos (se refiere a las relaciones sociales)
-carta de Marx a Pável Annenkov

viernes, 15 de junio de 2018

Marx, clases y lucha de clases (lo presentan el lunes las 3 estudiantes asignadas)

Marx, clases y lucha de clases
(EL LUNES PRESENTAN ESTE TEXTO LAS TRES ESTUDIANTES ASIGNADAS)




Karl Marx, desde su visión del materialismo histórico, ha definido a las clases en términos estrictamente económicos, y para ser aún más específicos, las definió en términos de propietarios y no propietarios de los medios de producción.

Hay determinados sujetos que son dueños de los medios de los cuales se producen todo aquello necesario para poder vivir. El carácter de propiedad privada le da la pertenencia sobre esos medios, bienes o mercancías. Son los dueños de lo que se produce. En términos del materialismo histórico van a constituir: la clase dominante.

El sistema de clases se va a constituir a lo que es la propiedad de los medios de producción. Los propietarios de los medios de producción constituyen la clase dominante. Y los que no tienen ninguna propiedad más que su fuerza de trabajo, van a ser: la clase dominada.

Hoy las clases sociales dentro del esquema marxista son: los burgueses capitalistas, y los trabajadores industriales. Dichas clases se originan, o mejor dicho aparecen en el capitalismo industrial, puesto que dicho modo de producción tiene como fundamento el que los individuos sean propietarios libres. No obstante, dichos propietarios no poseen lo mismo sino que poseen lo que el otro necesita. El capitalista es el poseedor de los medios de producción, y el trabajador es el poseedor de su fuerza de trabajo. En ese intercambio entre ambos agentes es que toma lugar la explotación capitalista, es decir, la explotación del trabajo vivo por medio del trabajo muerto.

Dicho intercambio es lo que genera la desigualdad entre ambas clases sociales, puesto que el capitalista al ser propietario de los instrumentos de producción tiene como meta la acumulación de capital para reinvertirlo y acumular infinitamente más capital. Es decir, el burgués capitalista por medio del ciclo en que se compra con dinero D una mercancía M para así venderla por más dinero D’ (D-M-D’), el dinero que le queda de excedente o plusvalía lo invierte para el acrecentamiento del capital fijo (tecnología) en desmedro del capital variable (fuerza de trabajo).

La clase burguesa o capitalista, entonces, no sólo sería la propietaria de los medios de producción, sino que también —en consecuencia de lo anterior— podría establecerse que es aquella que tiene tal capacidad de acumular capital (dinero y tecnología) que puede adquirir mucha mayor cantidad de valores que la clase trabajadora. La clase obrera entonces, no solamente es la no-propietaria de los medios de producción y propietaria de su fuerza de trabajo, sino que por consiguiente y al participar en la producción como mero asalariado, sólo puede conseguir una limitada porción de los valores de uso puesto que esa clase no acumula capital, y si acumula es solamente ahorro de capital-dinero pero una cantidad muy inferior en comparación a lo que acumula el burgués capitalista.

Cada modo de producción a lo largo de la historia de la humanidad, cada forma de sociedad, cada manera en que los hombres producen su vida, van a tener estas dos clases centrales que representan la idea de propietarios y no propietarios. Las clases dinamizan, movilizan el orden social. Se parte desde un punto de vista económico (la propiedad privada de los medios de producción) pero la clase que domina en términos económicos también tiene que dominar en términos políticos, porque tiene que hacer que el dominado acepte esa dominación, que dé consenso al dominante.

Esto se logra si la clase dominante logra hacer que sus intereses sean aceptados como los intereses del conjunto, de todos.

La clase dominante para legitimar su dominación: hace que el dominado acepte la dominación del otro. ¿Cómo? Aceptando que las ideas del dominante son las ideas de todos, del común, son las ideas propias. Para la teoría materialista: un obrero, un desocupado y un gerente de una empresa, los tres pertenecen a la clase dominada, los tres son explotados, los tres adoptan ideas de otros como propias.



Las clases sociales para el marxismo están definidas por las relaciones de producción, es decir, por la forma en que los hombres producen mercancías. En las relaciones de producción, el papel que ocupa cada individuo está determinado por la división del trabajo, es decir, aquellos que desarrollan una misma actividad -y por tanto están sometidos a unas idénticas condiciones- conforman una clase social. Las clases sociales vienen determinadas por el lugar que ocupan en el proceso de producción de la riqueza. Hay una clase de personas que produce la riqueza y otra que se apropia de ella. Una clase es oprimida y la otra es opresora. De esa relación no cabe esperar sino el antagonismo y la hostilidad entre explotados y explotadores.

A lo largo de la historia siempre ha habido clases enfrentadas. En las sociedades esclavistas (Grecia y Roma en la Antigüedad) fueron antagónicos los propietarios libres y los esclavos; en el seno de la sociedad feudal medieval el enfrentamiento se estableció entre nobles y eclesiásticos por un lado y siervos por otro. Hoy, en la sociedad capitalista ocurre igual: la lucha de clases es protagonizada por la burguesíapropietaria de los medios de producción (capital, fábricas, máquinas, transportes, etc.) y por el proletariado que, al disponer únicamente de su fuerza de trabajo, se ve obligado a venderla a cambio de un salario.

Los intereses de ambas clases son para Marx antagónicos e incompatibles y conducirán indefectiblemente al enfrentamiento. A medida que el capitalismo vaya desarrollándose el número de obreros se incrementará, lo que unido al deterioro de sus condiciones de vida, conducirá a la revolución.

“La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna.

En la antigua Roma hallamos patricios, caballeros, plebeyos y esclavos; en la Edad Media, señores feudales, vasallos, maestros, oficiales y siervos, y además, en casi todas estas clases encontramos, a su vez, gradaciones especiales.

La moderna sociedad burguesa, que ha salido de entre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las contradicciones de clase. Únicamente ha sustituido las viejas clases, las viejas condiciones de opresión, las viejas formas de lucha por otras nuevas.

Nuestra época, la época de la burguesía, se distingue, sin embargo, por haber simplificado las contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose, cada vez más en dos grandes bandos hostiles, en dos grandes clases que se enfrentan directamente: la burguesía y el proletariado.”
-Marx, en el Manifiesto Comunista (1848)


Lucha de Clases (extractos):
por Ramón Peralta

Marx fue subtitulado más que interpretado, y quizá por eso, aún hoy nos siga intentando decir, que la "Lucha de Clases" es otra cosa. La mas primitiva expresión de "capital" es la tierra, con todo lo que la rodea. El ser humano nació para demandar cosas, cuya naturaleza es escasa. Y el día que el hombre se dio cuenta que podía transformar esas cosas, nació el trabajo.

Marx siempre dijo lo mismo, sólo que su prolífica y enigmática filosofía despertó tantos interrogantes como "intereses". ¿Qué quiso decirnos Marx con la "lucha entre clases"? Obviamente dejaré por salvado el hecho de que todos saben a qué se refería cuando hablaba de burgueses, proletariado, etc. Que era, ni más ni menos, que la simplificación descriptiva de un problema que hasta ese momento se veía como disperso y sinuoso, y que en resumen se resolvió en "El Manifiesto Comunista", que luego fue ampliado y mejor delineado en el inconcluso libro "El Capital". ¿Qué se entiende por "lucha de clases"?

El burgués, poseedor de cosas (capital), lucha contra el proletario, poseedor de la transformación de las cosas (trabajo), y este a su vez, se defiende o contra-ataca contra el primero. Ambos defienden y atacan, pero siempre se lucha por lo mismo, la posesión de cosas (capital). Cuando Marx concibió la "plusvalía", en realidad nos estaba diciendo dos cosas importantes: primero que tanto las cosas, como el trabajo eran capitales en disputa. Y no puede haber un burgués sin alguien que trabaje para él. Sin embrago, Marx tenía sus dudas sobre si a la inversa se verificaba esa hipótesis. ¿Puede el proletario prescindir del burgués?. Y aquí es donde radica el meollo del asunto.

La "lucha de clases" siempre se trató de pujas por la posesión de cosas, y mas precisamente fue y es, una lucha por "espacios". No se trata de la lucha entre lo público y lo privado, o por defecto, la lucha entre la propiedad privada y estatal. No es la lucha del estado contra los individuos o particulares. La lucha de clases, es la lucha por espacios. Es luchar por los espacios donde está el capital que cada uno necesita, y por ende persigue. Los trabajadores y obreros, luchan por detectar y poseer espacios, donde esté el capital donde poder trabajar (transformación) para hacerse de su propio capital (cosas). Y los burgueses buscan detectar y poseer espacios donde esté el capital laboral o humano (trabajador, obrero, profesional, etc.), para poder preservar e incrementar sus posesiones en cosas pre-existentes (capital).


Muchos "genios" del socialismo contemporáneo hablaron de "revolución". Para ellos la revolución, significa accionar para revolver algo cuasi místico, en poco tiempo. Vale decir: que entendieron que la lucha histórica del hombre por ocupar espacios de capital, por ende de poder, se podían solucionar con algunos fusiles y muchos muertos. Pero no solucionaron nada, pues solo lograron que el capital de los burgueses pase a otras manos, pero no del pueblo. Se les ocurrió que el pueblo no podía administrarse por sí mismo, para lo cual lo pusieron bajo la tutela de una vanguardia caudillista y dictatorial. El resultante fue un Estado Plenipotenciario que se terminó transformando en una nueva expresión de plutocracia verticalista y burocrática. Esto no es lo que quería Marx, os lo aseguro.

viernes, 8 de junio de 2018

Marx y la "Acumulación Originaria"

Marx y la "Acumulación Originaria"



El capítulo XXIV del Primer Tomo de El Capital es posiblemente uno de los más famosos textos de Karl Marx.

Este texto debe servir para abrir la discusión;  en los veintitrés capítulos anteriores, Marx había hecho un extenso análisis del proceso de producción de la plusvalía, e igualmente había analizado cómo  se generó una lógica del mercado en el que dinero y mercancía se transforman en capital. Al llegar al capítulo XXIV Marx convierte toda esta información económica y la traslada al ámbito histórico: nos muestra la evolución del mercado capitalista en términos humanos, de pueblos, hombres, mujeres, niños, etc.

Sabemos que en el modo de producción capitalista la clase burguesa es la propietaria de los medios de producción. Pero ¿cómo llegaron esos medios a sus manos? Parte muy importante de ese proceso histórico es separar a los trabajadores de sus medios de producción: crear una clase de personas libres que se vean en la necesidad de vender su fuerza de trabajo. Lo que Marx definió como "acumulación originaria" de capital constituyó un proceso que precedió a la formación de la gran producción capitalista y separó de los medios de producción a los productores directos.

Dos aspectos históricos de este proceso son:

1) La quiebra de los campesinos y su transformación en individuos sin propiedad, jurídicamente libres, carentes de medios de subsistencia y, por lo tanto, obligados a vender su fuerza de trabajo a los capitalistas. Este hecho fue esencial en las nuevas relaciones sociales que se dieron en el proceso de industrialización, pues permitió a los dueños de los talleres y fábricas disponer de abundante mano de obra procedente del campo con la que acrecentar a través de la plusvalía una riqueza que, reinvertida, multiplicó el desarrollo del capitalismo.

La acumulación de capital supuso la separación de los medios de producción (esencialmente la tierra) de los productores directos, los campesinos. En Inglaterra este proceso se realizó mediante las "leyes de cercamiento", que privaron a los agricultores tradicionales de los bienes comunes destinados al autoconsumo. Los nuevos propietarios pasaron a explotar las nuevas propiedades con una mentalidad capitalista.

2) La concentración de dinero en pocas manos, esencial en la creación y desarrollo de empresas industriales, por ejemplo, en la Inglaterra del siglo XVIII.

En Inglaterra, el proceso de la acumulación originaria del capital supuso la expropiación violenta de los campesinos, de cuyas tierras se apoderaron los grandes propietarios, quienes las convertían en pastizales para ovejas. Los campesinos desposeídos de sus tierras quedaban reducidos a la condición de personas carentes de bienes y, en ultima instancia, se veían obligados a someterse al trabajo bajo régimen capitalista. El gobierno dictaba leyes crueles contra las persones desamparadas, sin medios de subsistencia, que vagaban por todo el país; las empujaba hacia las nuevas empresas y las doblegaba a la disciplina cuartelaria del trabajo.

El saqueo de las colonias en América y África, los préstamos del Estado a las industrias que nacían, el sistema tributario y la política proteccionista también contribuyeron a que ciertas personas, sobre todo mercaderes, reunieran en sus manos grandes capitales. El Estado -que, para el pensamiento marxista es un aparato de la clase dominante- promulgaba leyes opresivas contra los expropiados, limitaba el salario de los obreros, establecía una prolongada jornada de trabajo. A este proceso corresponden también las leyes contra la vagancia: nadie puede quedar libre; el establecimiento de una sociedad capitalista necesita que la gente quede sujeta al trabajo para otro.

El proceso de la acumulación originaria del capital no se produjo al mismo tiempo ni el las mismas condiciones en los diversos países. En Inglaterra, Holanda y Francia, tuvo lugar en los siglos XVI—XVlll; en los países económicamente atrasados sucedió hacia el siglo XIX. En Rusia, el proceso se extendió a lo largo de los siglos XVII-XIX y culminó con la reforma campesina de 1861, que arruinó en masa a los campesinos, los dejó sin tierras y convirtió a gran número de ellos en proletarios.

A fines de 1842 Marx escribió un artículo en el que expuso su rechazo a la promulgación de una ley por la cual se prohibía a los campesinos de la zona del río Mosela recoger ramas caídas para utilizarlas como leña. De acuerdo con las antiguas costumbres campesinas, era perfectamente legítimo recoger la leña caída en el bosque o cultivar tierras desocupadas para y alimentar a los hijos hambrientos. Pero en un largo proceso entre los siglos XVI-XIX las tierras comunales, como los bosques, fueron privatizadas y cercadas. Antes, podían utilizarse los bosques para alimentar animales de los campesinos o sembrarlos. Las leyes fueron cambiando: los árboles pasaron a tener un propietario y se pasó a castigar el cortar madera de los árboles para conseguir leña, llevarse la madera ya cortada o, lo que es peor, llevarse la madera seca que se caía naturalmente de los árboles. Era necesario que el campesinado pierda sus medios de vida.

La tendencia histórica mundial es a la proletarización. Es decir, a quitarles a los trabajadores sus medios de producción y empujarlos a vender su fuerza de trabajo a un capitalista. Podemos pensar en el ejemplo de un taller artesanal de instrumentos musicales. Una familia de artesanos con sus propias herramientas, su localcito y sus clientes. El desarrollo de la gran industria hace bajar los costos para las fábricas que producen en masa, por lo que los precios del taller artesanal simplemente no pueden competir con los de la producción en serie. Es posible que los pequeños propietarios del taller deban terminar vendiendo su fuerza de trabajo a la fábrica, transformándose en empleados al quebrar su pequeña industria. Ahora ni las herramientas, ni el local les pertenecen a la familia, ni tienen relación alguna con los clientes ni deciden qué, cómo, cuándo ni cuántos instrumentos fabricar. Algo similar sucedió en Argentina con los tambos familiares, muchos de los cuales debieron terminar vendiéndose a las grandes empresas como La Serenísima o SanCor.