martes, 30 de abril de 2019

Atención al parrafito de "Corriente Social" en el texto de Durkheim

Atención al parrafito de "Corriente Social" en el texto de Durkheim. Por el cambio de fecha del parcial y por la capacitación obligatoria a la que me mandaron, no pudimos verlo en clase.

ESTUDIEN.

lunes, 15 de abril de 2019

EL LUNES PRESENTAN CRESPO, SESTO Y PÉREZ. VER CONSIGNA. El reloj boliviano que gira "al revés" y la fiesta de la pelea

EL LUNES PRESENTAN ESTOS TEXTOS CRESPO, SESTO Y PÉREZ. CONSIGNA: PRESENTAR LAS SIGUIENTES DOS NOTAS PERIODÍSTICAS ANALIZÁNDOLAS A LA LUZ DE LOS CONCEPTOS DE EMILE DURKHEIM: HECHO SOCIAL (EXTERIORIDAD, COERCIÓN, ANTERIORIDAD, GENERALIDAD) Y CONCIENCIA COLECTIVA.

Por qué el reloj del Congreso de Bolivia gira al revés
Redacción BBC Mundo


Las autoridades intentan enseñar a los bolivianos a "pensar de forma creativa". El reloj que marca el paso del tiempo en la fachada del edificio del congreso boliviano, en La Paz, ahora marcha al revés. Sus manecillas giran hacia la izquierda y los números fueron invertidos: ahora van del 12 al 1.

Según las autoridades éste será ahora el símbolo del cambio político en la región andina. Pero la medida ha generado estupefacción y una que otra burla en los medios y redes sociales. En una conferencia de prensa de este martes, el canciller David Choquehuanca lo llamó "el reloj del sur". Y dijo que el cambio fue diseñado para que los bolivianos atesoren su patrimonio cultural.

En una conferencia de prensa con el presidente del Senado, Eugenio Rojas, el canciller señaló que esta iniciativa fue diseñada para enseñar a los bolivianos "que pueden cuestionar las normas establecidas y pensar de forma creativa".

El presidente ha emprendido una campaña cultural.

"¿Quién dice que el reloj tiene que girar de ese lado siempre? ¿Por qué siempre tenemos que obedecer, por qué no podemos ser creativos", preguntó el canciller, e insistió en que la iniciativa no pretende causar daño a nadie, sino intenta "revalorizar la cultura propia". "No nos tenemos que complicar, simplemente tenemos que tomar conciencia de que nosotros vivimos en el sur. No estamos en el norte", dijo Choquehuanca.

Cuando se le preguntó al funcionario si el gobierno llevaría a cabo un programa para extender el uso de este nuevo reloj, éste respondió: "si quieren comprarse un reloj del sur, háganlo; si quieren utilizar un reloj del norte, usted van a poder utilizarlo. No se puede imponer".

Choquehuanca también informó que Bolivia había colocado relojes que giran al revés en los escritorios de las delegaciones extranjeras que asistieron a la reciente cumbre del G77 en la ciudad de Santa Cruz.

Dichos relojes, que fueron obsequiados a dichas delegaciones, tenían la forma del mapa de Bolivia e incluían el territorio costero que el país perdió en una guerra con Chile en 1879 pero que Bolivia reclama.

Los residentes de Bolivia mostraron distintas reacciones al nuevo reloj del sur.

El lustrabotas Franz Galarza, que trabaja frente al Congreso, notó que los números arábigos fueron pintados sobre los romanos, que todavía pueden notarse, lo cual, dijo, hace parecer que se trata de un trabajo mal hecho. "Si quieren dar el mensaje de que el país está yendo en otra dirección van a tener que darle esa explicación a todas las personas que pasen por la plaza Murillo porque la mayoría, la primera cosa que dicen es que es un error, que está mal", comentó Galarza a la agencia EFE. "Si es una idea política es una mala idea política" agregó.

El reloj del sur es la más reciente iniciativa en el contexto de otras medidas que el gobierno ha presentado para promover la cultura andina. Otra de ellas es el uso de la bandera indígena whipala, que ahora es un símbolo nacional reconocido por la constitución boliviana.

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Fiestas curiosas: Tinkus, la fiesta de la pelea


La fiesta de los Tinkus es una de las más curiosas de toda Latinoamérica. Se celebra los 3 y 4 de mayo en Macha, una pequeña localidad situada en medio del altiplano Boliviano, entre Potosí y Oruro. Cientos de indígenas Quechuas acuden desde distintos puntos de Bolivia para agradecer a la Pachamama (madre tierra) en un ritual que consiste en pelear entre ellos hasta hacerse daño como símbolo de agradecimiento y rito para tener un buen año.

La fiesta de los Tinkus, de la palabra quechua T’inkuy o “encuentro”, es una de las celebraciones más curiosas de Latinoamérica. Los indígenas se acercan a Macha para beber chicha, una bebida alcohólica local y honrar a la Pachamama golpeándose entre ellos hasta derramar sangre. La sangre simboliza un año de salud y de cosechas abundantes.
Los últimos años las autoridades locales han decidido intervenir ya que en cada edición algunas personas resultan heridas de gravedad o muertas producto de las consecuencias de los golpes. Por este motivo, las agrupaciones culturales de la zona han decidido cambiar presentar la fiesta como una danza folklórica. Sin embargo, la tradición transmitida de forma oral entre los aborígenes continúa manteniendo el carácter y la esencia de siempre.

Los turistas son generalmente respetados. No son atacados por los indígenas, pero si ellos quieren participar en las peleas son tomados en cuenta como uno más de ellos. De todas formas, siempre hay que ir con precaución, ya que muchos van bastante bebidos.

El ritual consiste en golpearse entre varones, mujeres e incluso niños. La regla es que las peleas deben ser de uno contra uno, pero como os comentábamos, a veces el excesivo consumo de alcohol hace que se produzcan peleas colectivas que muchas veces terminan con heridos de consideración e incluso muertes.

Dentro del ritual del Tinku se incluyen danzas y música local. Las comunidades provenientes de distintas zonas del altiplano hacen su entrada al pueblo bailando y tocando ritmos de “Jula-Jula”. Los combatientes, denominados “Warakkaku” y “Makhanaku”, llegan vestidos con su indumentaria guerrera que incluye gorros y protecciones en sus manos para poder soportar mejor los golpes de sus adversarios.

Resulta muy curioso el ver a dos o más desconocidos pegarse hasta sangrar y luego abrazarse y continuar bebiendo como si fueran amigos de toda la vida.
Durante la fiesta también es posible probar platos típicos como la carne de Llama, un camélido típico del altiplano chileno-peruano y boliviano, choclo, chicha, etc.

lunes, 8 de abril de 2019

EL VIERNES PRESENTAN BARALDO, MESSIL, ARANCIO Y CORES: Emile Durkheim - "Las Reglas del Método Sociológico" (1895)

Emile Durkheim - "Las Reglas del Método Sociológico" (1895)



El francés Emile Durkheim (1858-1917) fue uno de los fundadores del pensamiento sociológico. Estudió filosofía y se graduó en 1882. Siempre tuvo una preocupación por los aspectos morales de la sociedad, la cohesión social, la religión y las normas que rigen a la sociedad. Quería conocer los principios científicos que rigen la evolución de la sociedad. Su pensamiento fue separándose de la filosofía y acercándose más a las teorías sociales. Sus obras más importantes son "La División del Trabajo Social", de 1893, las "Reglas del Método Sociológico" (que aquí presentamos), de 1895 y "el Suicidio" de 1897. Como hemos visto en la obra de Bauman, podemos pensar que las redes de condicionamiento, la dependencia y la libertad de los actores son las preocupaciones centrales de la sociología. Pero, ¿dónde empieza y dónde termina la sociología? Durkheim va a decir que la sociología es la ciencia de los hechos sociales –ese es su objeto de estudio particular-, y que el primer paso de las reglas del método sociológico es tratar a los hechos sociales como cosas.

¿Qué es un hecho social? Se emplea esa expresión ordinariamente para designar más o menos todos los fenómenos de la sociedad, siempre que presenten algún interés social. No hay acontecimientos humanos que no puedan llamarse sociales. Cada individuo bebe, duerme, come y se enferma. Pero si esos hechos fueran sociales, la sociología no tendría un objeto propio y su campo se confundiría con el de la biología y la psicología.

En realidad, en todas las sociedades hay un grupo determinado de fenómenos que se distinguen de los que estudia la psicología. Hay costumbres que, incluso cuando están de acuerdo con mis sentimientos, no soy yo quien los ha creado, sino que los he recibido por medio de la educación. Por más alternativos que nos creamos, no podemos elegir totalmente la educación de nuestros hijos. Al nacer encontramos ya hechas todas las creencias religiosas; si existían antes, existen fuera de nosotros, afirma Durkheim. Lo mismo el idioma o el sistema monetario: funcionan independientemente del uso que haga de ellos. Estos son modos de actuar, pensar y sentir que existen fuera de las conciencias individuales. Tienen su sustrato en la sociedad, no en una persona en particular. Esta exterioridad permite diferenciar a los hechos sociales de los fenómenos psíquicos. Para que exista un hecho social, debe haber varios individuos que hayan mezclado sus acciones para que esa combinación dé por resultado algo nuevo. Para comprender cómo la sociedad se representa a sí misma, hay que comprender la naturaleza de la sociedad misma y no la de los particulares. El agua es un ejemplo de esto. Aunque  esté conformada por átomos de oxígeno y de hidrógeno, las propiedades del agua no son las propiedades ni del hidrógeno ni las del oxígeno: son las propiedades del agua. La historia de Argentina es la historia de Argentina, no la de Martín Fierro; la historia de Inglaterra es la historia de Inglaterra, no la de Arturo.

Los hechos sociales no sólo son exteriores al individuo, sino que también tienen un poder imperativo, coactivo o coercitivo. Es decir, que tienen la posibilidad de obligar. La prueba está en que se afirman en cuanto tratamos de resistirlos. Si intento infringir las reglas del derecho, éstas reaccionan contra mí. Algo similar ocurre con la vestimenta, por la que puede producirse una suerte de castigo también. Tampoco estamos obligados a hablar castellano, pero es imposible no hacerlo. Entonces, los hechos sociales son hechos que presentan características muy especiales: consisten en modos de actuar, pensar y sentir, exteriores al individuo y dotados de un poder de coacción por el que se imponen. Además, no pueden confundirse con fenómenos psicológicos, que existen sólo en la mente de una persona. Por eso, se llaman sociales, porque no pueden tener otro sustrato, otro sustento, que la sociedad. Estos constituyen el campo propio de la sociología. Pone como ejemplos el matrimonio, la moneda, el lenguaje, la religión, la organización política y el suicidio.

Un hecho social muy claro es la forma en la que se educa a los niños. Toda educación consiste en un esfuerzo continuo por imponer al niño formas de ver, sentir y actuar a los cuales no llegaría por su cuenta. Comer, dormir a horas regulares, obediencia, tener en cuenta a los demás: el medio social tiende a moderar al niño como la sociedad quiere, y los padres y maestros son intermediarios. La costumbre colectiva se expresa en una fórmula que se repite de boca en boca. Pueden existir incluso sin ser aplicados.

El hecho social es distinto de sus repercusiones individuales. Un matrimonio o un suicidio parecen, al principio, inseparables de las formas que adoptan en casos particulares. Pero la estadística da una forma de aislarlos: representarlos por tasa de natalidad, nupcialidad, suicidio, etc. Así, las causas individuales del fenómeno se neutralizan y se expresa el estado del “alma colectiva”. Las manifestaciones privadas no son fenómenos sociológicos. Pero un fenómeno es sociológico si es común a la mayoría, si es general. Si todos los corazones latieran al unísono, no sería debido a una concordancia, sino a que una fuerza los mueve en el mismo sentido.

Un hecho social es toda manera de hacer, establecida o no, susceptible de ejercer sobre el individuo coacción exterior; es general en la extensión de una sociedad determinada, teniendo al mismo tiempo una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales.”

Recapitulando, encontramos que las cuatro características de los hechos sociales son: exterioridad (existen por fuera de las conciencias individuales y no tienen su origen en ella, sino que surgen de la conciencia colectiva), coacción (tienen el poder de obligar, o de que haya una reacción social frente a su incumplimiento), anterioridad (suelen anteceder a las conciencias individuales) y generalidad (aplicables a la mayoría en una sociedad).

Una cosa similar, aunque no idéntica, son las corrientes sociales. En una asamblea política, los grandes movimientos de entusiasmo o indignación no tienen como lugar de origen ninguna conciencia particular. Somos entonces juguetes de una ilusión que nos hace creer que hemos elaborado nosotros mismos lo que se nos impone desde fuera. Por lo tanto, cuando la asamblea termina, esas influencias dejan de actuar sobre nosotros: nos calmamos, dejamos de gritar y se nos enfría la cabeza, y hasta podemos estar en contra de lo que estábamos gritando hace una hora. Son hechos sociales sociales inmateriales y no cristalizados que son igualmente objetivos e influyentes en los individuos: por ejemplo, los grandes movimientos de masas impulsados por el entusiasmo, indignación o piedad. Las corrientes sociales son como hechos sociales de corto plazo: tienen las características de exterioridad y coacción, pero no necesariamente la de anterioridad o generalidad.

Se llama institución a todas las creencias y modos de conducta instituidas por la colectividad. Por eso Durkheim dice que la sociología es la ciencia de las instituciones: de su origen y de su funcionamiento. Por eso la sociología de Durkheim se preocupó fundamentalmente de las creencias y la cultura. Para Durkheim la conciencia colectiva es el conjunto de creencias y sentimientos comunes al término medio de los miembros de una sociedad que forma un sistema determinado con vida propia. Para Durkheim la libertad de las personas está condicionada por su naturaleza social: los hombres están inclinados naturalmente hacia sus semejantes, a la sociedad y sus costumbres e instituciones. La libertad para él es el control externo de las pasiones de cada persona, viene de la internalización de una moralidad común.

lunes, 1 de abril de 2019

EL VIERNES PRESENTAN ESTO DORA, RANCAÑO, VALIENTE Y SAGRADO. Zygmunt Bauman y la Modernidad Líquida

Zygmunt Bauman y la Modernidad Líquida



A través de la historia, diversas instituciones y estructuras sociales se mantuvieron intactas e incuestionables, donde los valores más relevantes se asociaban a la estabilidad, la unión y la tradición. Pero en nuestra realidad actual, estos valores, guías y estructuras se han disuelto, dando lugar a la Modernidad Líquida, concepto elaborado por el sociólogo polaco Zygmunt Bauman.

La Modernidad Líquida es una categoría sociológica que sirve para definir el estado actual de nuestra sociedad. Bauman la define como una figura de cambio constante y transitoriedad, atada a factores educativos, culturales y económicos. La metáfora de la liquidez intenta demostrar la inconsistencia de las relaciones humanas en diferentes ámbitos, como en lo afectivo y en lo laboral. Las redes sociales juegan su parte en ello, ya que nos permiten conectarnos con todos, pero a la vez desconectarnos cuando queramos: un clic representa un muro o un puente en las relaciones humanas.

La sociedad líquida está en cambio constante, lo que genera una angustia existencial, donde parece no haber sentido cuando se trata de construir nuevas cosas, ya que el tiempo y la propia modernidad impulsarán su desintegración. Así nos encontramos como raza humana navegando los mares de la incertidumbre, sin saber cómo estará la economía mañana, si estallará una crisis o no, si contaremos con trabajo, si formaremos una familia, etcétera.

¿Por qué “Líquido”?

Los líquidos y los gases tienen la cualidad de la fluidez, que los distingue de los sólidos, que son elementos con forma definida y fija, mientras que los primeros sufren continuos cambios y no conservan con facilidad su forma. En este sentido, las “cosas líquidas” no se atan de ninguna forma al espacio ni al tiempo, son libres de fluir por donde quieran, pero siempre de manera momentánea. Los sólidos claramente no cuentan con la libertad de fluir y no se desplazan con facilidad, son fijos y tienen una forma definida y son perdurables: sí ocupan un espacio y un tiempo.

La liquidez es por tanto, una clara representación de nuestra realidad actual. En la vida todas las cosas fluyen, se desplazan, se desbordan, se filtran y gotean, siempre por un periodo de tiempo limitado y sin ocupar un espacio concreto y definido. Es por ello que Bauman adopta el concepto de “liquidez” como una alegoría de la naturaleza, que representa además una nueva fase de la historia humana.


Los conflictos que la liquidez muestra en el mundo laboral

En su teoría, Bauman expone que uno de los ámbitos más afectados por la Modernidad Líquida es el laboral. Las personas ya no ingresan a un trabajo sabiendo cuándo se retirarán, sino que eso depende de las reglas del mercado y por tanto, es incierto. No sucede como antes, cuando una persona comenzaba a trabajar en una compañía en la que permanecía hasta retirarse: el mercado actual exige renovación y cambios desde la propia empresa, pero también desde las necesidades profesionales.

A nivel laboral hay que estar capacitado para cumplir diferentes funciones y movilizarse para enfrentarse a nuevos desafíos. Un empleo ya no es suficiente para crear una carrera profesional, es necesario experimentar distintas labores en diferentes puestos y compañías para poder aprender más y destacarse por sobre los demás. El individualismo y el egoísmo es también determinante en el campo profesional, lo que ha llevado a una preferencia por los trabajos particulares por sobre los trabajos en equipo.

Los cambios constantes y las exigencias cada vez más limitantes del mercado laboral atemorizan a los trabajadores, que no pueden seguir el ritmo vertiginoso de la Modernidad Líquida, quienes muchas veces quedan rezagados y no sirven como sujetos funcionales al sistema laboral actual.


La identidad del hombre y el problema de las relaciones

La búsqueda de la identidad es otra de las problemáticas que presenta la Modernidad Líquida. El trabajo de construirse a sí mismo como sujeto conlleva mucho tiempo y gira en torno a determinadas tradiciones y creencias, que funcionan como un eje central en la vida. Debido a la fugacidad de los valores actuales, esta identidad se construye en cimientos débiles, causando fragilidad y desarraigo en las personas.

Surge de esta forma una nueva identidad flexible, que puede adaptarse a diferentes escenarios y personas, pero que ya no se relaciona con la construcción de un “yo”, sino que es en función a los demás, lo que genera en los sujetos una fuerte dependencia para con los otros y las expectativas de estos, que deberán ser cumplidas.

Las relaciones humanas han sido el ámbito más afectado por la Modernidad Líquida, donde los roles sociales y las instituciones han cambiado para siempre, bajo el lema de uniones más libres y sin ataduras. El matrimonio como institución es un riesgo que pocas personas se animan a tomar: ahora pocas personas quieren comprometerse a largo plazo. El egoísmo reinante no permite generar verdaderos lazos, por el miedo a perder libertad.

La idea del “use y tire” que nos ha otorgado el consumismo se desplaza a las relaciones, donde no hay tiempo para reciclar, ni seguir usando cosas obsoletas, o en propias palabras del sociólogo: “La vida líquida es una sucesión de nuevos comienzos con breves e indoloros finales”. El miedo a profundizar por perder poder de elección ata a las personas, quienes cada día se encuentran más solas.


El amor líquido en Tinder

Muy poco tienen que ver las relaciones de nuestros abuelos con la nuestra. Miedo al compromiso, relaciones de una noche, desengaños amorosos... A muchos jóvenes (y no tan jóvenes) esto puede resultarles conocido.

Para Zygmunt Bauman, estas relaciones son las que dan nombre a su concepto de amor líquido. Según su patrón, el miedo al compromiso y a las cosas a las que hay que renunciar, como la libertad, son la razón principal por la cual existe este miedo a comprometerse y a darlo todo por una pareja.

Las relaciones amorosas acaban convirtiéndose en breves episodios, en los que priva la búsqueda del beneficio personal. Cuando una pareja deja de ser rentable, se deja de lado y se busca una nueva.

Ni más ni menos que la filosofía de Tinder. Historias de amor para siempre han ocurrido gracias a la aplicación de búsqueda de parejas, aunque la mayoría de usuarios desliza rostros en su pantalla hasta encontrar el indicado para pasar la noche.


Ciudadanos del mundo

Hoy es bastante común entre los jóvenes de clase media hacer un viaje por América Latina, Nueva Zelanda o el Sudeste Asiático, con el objetivo de romper con las barreras y ser testigos de realidades distintas a las de su país de origen.

La realidad líquida de Bauman describe precisamente este escenario, que invita al movimiento, al flujo y a la búsqueda de nuevas experiencias, pero sin echar raíces en ningún lugar. Son ciudadanos del mundo pero de ningún lugar al mismo tiempo.


No más trabajos para toda la vida

Esta filosofía basada en la búsqueda de nuevas experiencias y ser ciudadano del mundo también se ve reflejada en el ámbito laboral dentro de la sociedad líquida.

Nuestros abuelos y padres entraron a trabajar en una empresa cuando terminaron el colegio, y se jubilaron en el mismo lugar 40 años después.

Las personas no quieren ataduras ni en el amor ni en el trabajo, según Bauman.

En la actualidad, no existe el llamado trabajo de nuestra vida. Los empleos son cambiantes y el mercado actual necesita renovaciones dentro de las empresas cada poco tiempo.

Por otro lado, Bauman identifica en sus obras la necesidad de cambio en los trabajadores, a los que se les reclama cada día más volatilidad y capacidad de trabajo en diferentes áreas.

Las empresas buscan a personas volubles, con capacidad de reinventarse y que puedan viajar a otra ciudad cuando sea necesario. Personas que lo den todo en el trabajo aún sabiendo que pueden ser reemplazadas en cualquier momento si no cumplen con las expectativas.


El reto de la educación en un mundo líquido

"Aún debemos aprender el arte de vivir en un mundo sobresaturado de información. Y también debemos aprender el aún mas difícil arte de preparar a las próximas generaciones para vivir en semejante mundo".

La crisis económica que azotó las instituciones financieras y las economías de medio mundo en 2008 cambió la forma de pensar de muchos jóvenes.

Antes de la crisis, la sociedad estaba convencida de que unos buenos estudios derivarían en buenas oportunidades laborales. Pero a partir de 2008, todo se puso del revés. Los que han conseguido trabajo, tienen que reinventarse cada poco tiempo y afrontar nuevos retos constantemente. Otros muchos graduados están trabajando en puestos por debajo de su formación, y muchos ni siquiera han accedido al mercado laboral.

En el libro Sobre la educación en un mundo líquido, Zygmunt Bauman conversa con el educador Ricardo Mazzeo sobre la pérdida de credibilidad de las bases de la educación tradicional, la cual se perfila como algo anticuado por no proveer a los jóvenes las herramientas necesarias para encontrar un trabajo.


La era del consumismo

Los que se compraron el iPhone 3G hace 10 años se sintieron los amos del mundo. Tenían en sus manos un producto único en el mercado en ese momento, el cual marcó una diferencia en el uso de los smartphones.

En la era del consumismo, lo importante no es conservar objetos, sino renovarlos constantemente.

En la actualidad, el que conserve un iPhone 3G no podrá ni hablar por WhatsApp. Más de 8 modelos han actualizado la primera versión de los teléfonos de Apple.

La era consumista que vivimos en la actualidad se basa en la ferviente necesidad de sacar nuevos productos en el mercado que saciar las ansias de renovación de la sociedad.

Los productos duraderos ya no son importantes, en esta era priva lo efímero y lo nuevo para sorprender a los compradores.

El consumismo no gira en torno a la satisfacción de deseos, sino a la incitación del deseo de deseos siempre nuevos.

En esta realidad líquida, lo importante no es conservar los objetos, sino renovarlos constantemente para contentar el espíritu consumista. Lo que es más, los consumos pasan a ser más "momentos" que objetos físicos.

La realidad líquida angustia a las personas al carecer de algo fijo y duradero.

La consecuencia principal del mundo opuesto a lo sólido crea ansiedad en las personas, según Bauman. La necesidad de reinventarse en el empleo provoca que muchos trabajadores se queden atrás y que no cumplan con los requisitos necesarios en la actualidad.

Además, la necesidad de relacionarse choca frontalmente con la falta de compromiso y el miedo a perder a la libertad. En la sociedad actual, no podemos aferrarnos a nada, porque todo es cambiante y efímero. Todo es líquido, y la posibilidad de perderlo todo es más que probable.