Pierre Bourdieu, capitales y el espacio social
Bourdieu
habla de capital para referirse a
todo aquello que pueda entrar en las "apuestas" de los actores
sociales, un "instrumento de apropiación de las oportunidades" o toda
"energía social" susceptible de producir efectos en la competencia
social.
El capital, en
definitiva, para Bourdieu se puede entender como cualquier tipo de recurso capaz
de producir efectos sociales. Esto no implica solamente el capital material (el
trabajo cosificado en objetos materiales, representable en dinero), sino que
considera como capital también a todo aquello que pueda valorizarse. Todo puede
valorizarse en la medida que haya alguien dispuesto a valorarlo, a apreciarlo,
a reconocerlo.
Espacio Social
El volumen (total) de capital
Es
la cantidad total de capital, como recursos utilizables. Es el eje vertical del espacio social, y se puede hablar de distintas
clases sociales en función de la cantidad total de capital de que disponen y de
su composición. A grandes rasgos, la suma de capital económico más capital
cultural.
La
estructura o composición del capital
El
capital puede presentarse en distintas formas: capital económico, cultural y
social, siendo la combinación entre ellas su estructura o composición. Es el eje horizontal del espacio social. Excepto
el capital económico, las formas de capital están fuera del mercado puramente
económico: por lo general, no pueden venderse ni transferirse directamente.
Pero tanto el
capital cultural como el social pueden buscarse por los beneficios monetarios
que reportan (estrategia más frecuente), aún a costa de cierta devaluación.
Ejemplos de esto podrían ser: "sólo estudian en la universidad para
encontrar trabajo y ganar dinero", "sólo tiene amigos por el
interés". Veamos a continuación con más detalle las formas económica,
cultural y social del capital.
1- El capital económico es el reconocido
socialmente como capital, es decir, como medio para ejercer el poder sobre
recursos o personas (apropiación de bienes y servicios) claramente objetivado y
representable en dinero.
La objetivación
y el reconocimiento universal facilitan su conversión en otras formas de
capital luego de cierto tiempo. Ejemplo clásico de esto es la conversión de
capital económico en capital cultural al ir a una universidad privada. O la
conversión de capital económico en capital social haciendo los regalos
indicados a las personas indicadas. Para esto es necesario contar con tiempo
que no esté sujeto a la necesidad económica, tiempo libre, tiempo de no
trabajo.
El capital
económico se expresa a través del equivalente dinero, símbolo establecido para
su representación.
2- El capital cultural puede presentarse en
tres formas: incorporado a las disposiciones mentales y corporales, objetivado
en forma de bienes culturales, y por último, institucionalizado, al estar
reconocido por las instituciones políticas, como ocurre con los títulos
académicos. Cuanto más objetivada esté la forma del capital, más fácil es su
conversión en capital económico.
2A- El capital cultural incorporado es el más
intransferible, está "hecho carne", es el saber, la forma de hablar,
de andar, de saber hacer uso de las modas para siempre resultar elegante,
distinguido..., el saber comportarse en las más variadas situaciones, y todo de
forma no deliberada, no consciente, para no resultar pedante, pretencioso,
hortera o cursi (por señalar algunos resultados de su búsqueda calculada). Por
tanto, es una forma de capital sujeta a los límites del cuerpo físico de su
poseedor, que no puede circular, es decir, no puede venderse.
2B- El capital cultural objetivado, no está
formado sólo por los bienes culturales, propiamente dichos, que podrían estar
almacenados en las cajas de seguridad de un banco (como hacen algunas empresas de
inversión), y que por tanto serían puro capital económico. Consiste en disponer
de los "medios de consumo" de esos objetos culturales, de las
disposiciones y conocimientos que permitan apreciarlos de forma legítima. Ejemplos
de esto son el piano en la casa, los cuadros, los viajes a Europa y las visitas
a museos.
2C- Por
último, el capital cultural institucionalizado
se asemeja a un título de una propiedad intransferible, pues certifica un valor
homogéneo para todos los que lo poseen. Títulos escolares, universitarios,
terciarios y certificados personales. Es posible su conversión en capital
económico, como ocurre en la relación entre titulación académica y las escalas
de funcionarios. No tiene por qué reflejar el conocimiento real, sólo lo
certifica, lo pone en una cartulina con un sello y un par de firmas. Ejemplo de
lo dicho es la charla en la que el expresidente argentino y abogado Adolfo Rodríguez
Saa escribió “petrolio” y “ferrocariles”.
3- En cuanto
al capital social, siguiendo el
mismo texto de Bourdieu, la suma de recursos efectivos o potenciales de que se
dispone por pertenecer a un grupo, por la red social más o menos
institucionalizada de que se disfrute. Su volumen dependerá del tamaño de la
red de conexiones que pueda movilizar y del volumen de las otras formas de
capital que ese grupo posea. Pueden ser amigos más o menos íntimos o miembros
de un club con rígidas normas de acceso, siendo la nobleza -en épocas
premodernas- la forma más institucionalizada de capital social. Formas en que
las familias intentan mantener o aumentar su capital social son mandar los
hijos a determinada escuela, pasar las vacaciones y ratos de ocio en
determinados lugares... de manera que los contactos más probables sean con
personas de una posición social equivalente o superior. Hace algunos años no
era raro que las familias manden a las hijas a un club medio chetón como River
o Ferro para que se enganchen a algún militar o a un tipo de guita.
En los países
de capitalismo avanzado, hay dos especies de capital que jerarquizan la
estructura social de sus sociedades: el capital económico y el capital
cultural.
Por ejemplo,
en las sociedades capitalistas, la clase dominante, la que dispone de mayor
volumen de capital, se compone de al menos dos fracciones de clase: aquellos con
más capital económico (los empresarios) y aquellos con mayor capital cultural (como
los artistas).
Como principios
de jerarquización, ambas formas de capital son independientes y opuestas.
Independientes, en tanto que la acumulación de uno de ellas no supone
necesariamente la acumulación de la
otra. Opuestas, porque aquellos con un gran volumen relativo de una de
las dos especies de capital no reconocen como superiores o iguales a aquellos
que poseen un gran volumen relativo de la otra especie de capital. Esto quiere
decir que quienes acumulen grandes cantidades de capital económico (como el hijo de Caniggia) pueden no dar gran valor a un elevado capital cultural
(como un catedrático universitario) y viceversa.
Sobre
el espacio social definido por el capital, el sociólogo puede agrupar a los
individuos que estén próximos y sean iguales en las características pertinentes
de lo que esté estudiando. De esta forma, hacia el interior de una clase social
podemos encontrar diferentes fracciones de clase si su capital total tiene una
composición mayoritariamente económica o cultural.
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