Karl Marx, desde su visión del materialismo histórico, ha definido a las clases en términos estrictamente económicos, y para ser aún más específicos, las definió en términos de propietarios y no propietarios de los medios de producción.
Hay determinados sujetos que son dueños de
los medios de los cuales se producen todo aquello necesario para poder vivir.
El carácter de propiedad privada le da la pertenencia sobre esos medios, bienes
o mercancías. Son los dueños de lo que se produce. En términos del materialismo
histórico van a constituir: la clase dominante.
El sistema de clases se va a constituir a lo
que es la propiedad de los medios de producción. Los propietarios de los medios
de producción constituyen la clase dominante. Y los que no tienen ninguna
propiedad más que su fuerza de trabajo, van a ser: la clase dominada.
Hoy las clases sociales dentro del esquema
marxista son: los burgueses capitalistas, y los trabajadores industriales.
Dichas clases se originan, o mejor dicho aparecen en el capitalismo industrial,
puesto que dicho modo de producción tiene como fundamento el que los individuos
sean propietarios libres. No obstante, dichos propietarios no poseen lo mismo
sino que poseen lo que el otro necesita. El capitalista es el poseedor de los
medios de producción, y el trabajador es el poseedor de su fuerza de trabajo.
En ese intercambio entre ambos agentes es que toma lugar la explotación
capitalista, es decir, la explotación del trabajo vivo por medio del trabajo
muerto.
Dicho intercambio es lo que genera la
desigualdad entre ambas clases sociales, puesto que el capitalista al ser
propietario de los instrumentos de producción tiene como meta la acumulación de
capital para reinvertirlo y acumular infinitamente más capital. Es decir, el
burgués capitalista por medio del ciclo en que se compra con dinero D una
mercancía M para así venderla por más dinero D’ (D-M-D’), el dinero que le
queda de excedente o plusvalía lo invierte para el acrecentamiento del capital
fijo (tecnología) en desmedro del capital variable (fuerza de trabajo).
La clase burguesa o capitalista, entonces, no
sólo sería la propietaria de los medios de producción, sino que también —en
consecuencia de lo anterior— podría establecerse que es aquella que tiene tal
capacidad de acumular capital (dinero y tecnología) que puede adquirir mucha mayor
cantidad de valores que la clase trabajadora. La clase obrera entonces, no
solamente es la no-propietaria de los medios de producción y propietaria de su
fuerza de trabajo, sino que por consiguiente y al participar en la producción
como mero asalariado, sólo puede conseguir una limitada porción de los valores
de uso puesto que esa clase no acumula capital, y si acumula es solamente
ahorro de capital-dinero pero una cantidad muy inferior en comparación a lo que
acumula el burgués capitalista.
Cada modo de producción a lo largo de la
historia de la humanidad, cada forma de sociedad, cada manera en que los
hombres producen su vida, van a tener estas dos clases centrales que
representan la idea de propietarios y no propietarios. Las clases dinamizan,
movilizan el orden social. Se parte desde un punto de vista económico (la propiedad
privada de los medios de producción) pero la clase que domina en términos
económicos también tiene que dominar en términos políticos, porque tiene que hacer
que el dominado acepte esa dominación, que dé consenso al dominante.
Esto se logra si la clase dominante logra
hacer que sus intereses sean aceptados como los intereses del conjunto, de
todos.
La clase dominante para legitimar su
dominación: hace que el dominado acepte la dominación del otro. ¿Cómo? Aceptando
que las ideas del dominante son las ideas de todos, del común, son las ideas
propias. Para la teoría materialista: un obrero, un desocupado y un gerente de
una empresa, los tres pertenecen a la clase dominada, los tres son explotados,
los tres adoptan ideas de otros como propias.
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